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El tranvía, obligado a detenerse tras una falsa alarma

  • Iñaki Roldán
  • 4 mar 2015
  • 2 Min. de lectura

“Sólo era un bostezo”

Eran las 8 de esta mañana cuando A. Gómez, vecino de Lakua-Arriaga y fan acérrimo de La Noche De y su posterior película, subía en la parada Intermodal al tranvía destino Angulema. Según sus propias declaraciones la película de anoche se alargó demasiado y se encontraba con un cansancio que llevaba arrastrando desde hacía ya tiempo: “no sé si es el colchón o la almohada, pero últimamente duermo fatal.”


Cuando el tranvía conducido por G.Urtaran (que nada tiene que ver con el edil del ayuntamiento) rodeaba la plaza Lovaina, A. Gómez, en un amago por estirarse y desperezarse sin que la gente lo notara, ha levantado ligeramente el brazo derecho, primero procediendo a separar el tríceps del tronco para después elevar el antebrazo e intentar taparse la boca. Ha sido entonces cuando, G. Urtaran , al ver el movimiento del hombre a través de las cámaras de seguridad, ha activado la detención de emergencia del metro ligero y ha procedido a abrir las puertas como medida de precaución.


Algunos ocupantes del vagón, al percatarse de tamaña falta de respeto, han procedido a inmovilizar a Gómez para que, posteriormente, agentes de la guardia urbana le trasladaran a dependencias judiciales, donde será puesto a disposición judicial por un presunto delito de desórdenes públicos y enaltecimiento de la pereza.


Como bien es sabido por todos, el bostezo se propaga por vía visual al observar a un sujeto bostezando. Lo que llevó a la ONU a declararlo arma de irrespetuosidad masiva en el año 2008, tras los ataques en la convención sobre medio ambiente de Camberra (Junio de 2007) y la semana de cine francés de Burdeos (Diciembre de 2007).


En posteriores declaraciones, el consejero de sanidad y decoro público, ha informado de que se trata de un hecho aislado y que no existe ningún patrón por el que alarmar a la población, como respuesta a las declaraciones alarmistas de la asociación S.O.S. Decoro. “Estamos ante un ataque al respeto por parte de una célula dormida, ya despertada. No hay nada que temer” informaba, tajante, la consejera.

 
 
 

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